Relatos de una vida que me sonrie

Ayer se me averió el coche y hoy tengo que ir a trabajar en tranvía. Que bueno! Aprovecharé a leer en el camino. Tengo quince minutos de trayecto así que perfecto, estoy tan picada con esta novela... Cuando llego a la parada veo que a bastante gente se le ha debido estropear el coche. Pero el tranvía viene medio vacío así que consigo sentarme al lado de la ventanilla y en un asiento de parte delantera, donde todo es mucho más tranquilo. Perfecto, ya sentada abro mi ebook y me pongo a leer centrada . Cariño ¿ya te has levantado? Ehh ¿que es esto? De repente me doy cuenta que una voz de mujer esta hablando detrás de mí. _ Fernando haz la cama ehh, bueno pero ahora estas en mi casa, y en mi casa no hay criadas... Caray esta mujer me va a dar el viaje. Pienso intentado volver a mi novela. _ Bueno pues con tu padre será así pero conmigo te haces la cama. _ Bueno me guardo el ebook resignada, no hay manera de centrarse. Fernando, si no te gusta que no te guste cuando estés conmigo hay reglas

Estoy verdaderamente impactado, triste y horriblemente preocupado. Mi gemelo ha desaparecido. Y aquí en casa todo el mundo me dice que a veces pasa. No saben como pero que es muy común. Mi cara de susto se tiene que notar, porque me miran con resignación diciéndome bueno si no aparece tú también desaparecerás. Eso la verdad no me ayuda nada. Nacimos juntos. Mi primer recuerdo es en una tienda bien calentitos, cuando nos agarraron y nos llevaron a casa. Nos decían que éramos preciosos. Un día me hice una herida redondita, y la abuela me suturó tan bien que ahora ni se nota. A veces sufríamos mucho cuando nos sacaban a la calle con esas botas altas y tan ajustadas. Yo hubiese jurado que no eran del número adecuado. Una vez nos caímos detrás de la cama, y por poco ni nos encuentran. Ahí empecé a sospechar que no éramos tan importantes para nuestra familia. La gente siempre nos confunde y nos reímos mucho. Menos mal que gracias a mi cicatriz ya saben que yo soy Izki, mi hermano también

Me decían que después del confinamiento todo sería diferente. Que hemos aprendido una lección. Que seríamos más solidarios, más cuidadosos con ecosistema y que no volveríamos a caer en los mismos errores. Que si tras encerrarnos una semana la calidad del aire había mejorado tantísimo, ya habíamos aprendido. Hoy bajo mi basura y veo fuera de los contenedores todo tipo de desperdicios. Salgo del supermercado, donde me obligan a usar guantes de plástico, pero no a lavarme las manos, y me encuentro dichos guantes por el suelo, las papeleras rebosando a la espera de una corriente de aire que haga viajar, a los dichosos guantes, por este bonito planeta. Si claro que hemos aprendido, lo que todavía me pregunto ¿ qué es eso que hemos aprendido? Al personal de servicios da igual sea la dependienta de un supermercado, la sanitaria de turno o el personal de limpieza de los ayuntamientos, se les sigue tratando como criados, con las mismas faltas de respeto. Eso también lo hemos aprendido. Ya n

Abuela ¿me vas a contar que te dijeron la familia de   Flory? Mira que quedar a esas horas en las que yo estoy en el instituto. No tienes perdón. Le dije enfurruñada. Angela teníamos que hablar con tranquilidad, bueno tranquilidad   no hubo mucha, la verdad. Me dijo mi abuela mirándome con ojitos de cordero degollado. Bueno déjate de monsergas y empieza. ¿Por qué tenían la foto de tu hermano Santi?_ Ya no podía con la intriga. Bien Angela, tranquilízate, aún falta muchas cosas que saber y muchas conversaciones que tener. Pero te contaré, eso sí en esquema, la historia. Mi abuela volvía a ser ella con sus historias , pero esta, intuía que iba a ser diferente. Santi, el niño de la foto, efectivamente es mi hermano, y lo mejor, aún vive. - Pero eso es estupendo abuela! La interrumpí como de costumbre. Ella me miró y suspiró con una mirada de cariño que yo ya conocía. Vale! Ya me callo. El caso es que Santi, casi no recuerda nada de lo que pasó , era aún muy pequeño ,   pero ti

Como cada tarde entro en la casa de mi abuela Jimena, y para mi sorpresa no está en la cocina. Bueno seguro que está en el jardín colgando la ropa o enredando con las flores. Pues no , la llamo a gritos por el piso bajo de la casa y ya me empiezo a preocupar. Subo la escalera y después de buscar por las habitaciones que un día estuvieron llenas y ahora sólo están llenas de recuerdos, subo otra escalera más estrecha y que muy raras veces he subido. Subo con el corazón encogido. Cuando abro la puesta del desván, veo a mi abuela sentada en unos cojines con una caja en las rodillas y con varias estampitas en las manos. Pero abuela ¿qué haces aquí? Menudo susto me has dado le digo con voz asustada. ¿Qué creías Angela? ¿Dónde voy a ir? sin con el corona no sequé ese que hay por ahí no me atrevo ni a salir a por el pan. Me responde sin quitar el ojo a sus estampitas. Me acerco a ella y veo que lo que yo tomé por estampitas son unas fotos antiguas. Me cerco y veo que una de las fotos es

En estas últimas semanas me he echado unas amigas nuevas. Ellas me han salvado en estas duras semanas. Aunque a veces son algo bruscas, tienen costumbres que me dejan marcas. Una de ellas me" ralla" la oreja muy a menudo , tanto que creo que estoy perdiendo audición. A esta le gusta vestirse de azul, aunque alguna vez se pone el vestido al revés y se le ve de blanco. Otra es mucho más protectora, tanto que a menudo hace daño. Tiene otra manía que cuando te acercas te revuelve el pelo y sales de su presencia con pelo de loca. Ha llegado a tal extremo su afán por defenderme   que ha llegado a dejarme alguna marca en la nariz. Menos mal que tiene filtro y de vez en cuando te da un respiro. Y la otra es más suave y cariñosa. Le gusta vestirse de colores llamativos y con estampados variados. Es menos protectora pero a veces se pone un escudo interior y es un alivio sentirla cerca. Es un toque de color en la vida de quienes la conocemos. Yo las llamo igual a las tres, pero

  Angela acompaña a su abuela Jimena a la biblioteca. La abuela ha aprendido a leer ya cuando era madre, pero desde luego fue todo un descubrimiento. Desde que el Padre Julián le enseñara a ella y a otras mujeres del pueblo, los domingos después de misa; no ha podido parar. Angela siempre ha visto un libro en la mesilla de su abuela, y hoy por primera vez le acompaña a elegir su siguiente libro. Quizá a ella, que ahora sabe leer de corrido, le dejen coger un libro para ella. En la biblioteca, recorren varias estanterías viendo títulos y autores. La abuela suele leer un pequeño resumen que hay en la parte de atrás del libro . Angela no deja de mirar asombrada a todos esos libros, pero no dice nada. Su abuela le advirtió que en la biblioteca hay que estar callada. Al fin su abuela se decide por un libro , es uno bastante gordo. Se lo enseña a su nieta y con una sonrisa le dice muy bajito _ Ahora vamos a buscar uno para ti. Angela no cabe de gozo, por fin es mayor para sacar un libro

Últimamente me doy cuenta que todo evoluciona, si todo. Hasta la forma de decir cuál es el aseo para señoras o caballeros. Esto parece que ha crecido conmigo. Cuando era pequeña era importante saber leer, porque el cartel en cuestión venia escrito "señoras" o "caballeros" cuando al fin aprendí a leer, van y lo cambian por una figurita de un hombre o una mujer. Bueno hasta aquí controlado. Mas adelante vienen los símbolos, cada vez más modernos e intrigantes . Los primeros que veo es, eso de un circulito con una flechita hacia un lado y una cruz hacia abajo. Perfecto ¿cómo me acuerdo cual es cuál? Las mujeres rezamos mas, decía para mí,   por tanto la cruz para nosotras. Venga ya lo tenía. Bueno pues, llega mi época de juventud , esa que sales de bar en bar a ciertas horas de la noche y que es imprescindible saber dónde está el aseo   y CUAL ES EL TUYO.   Pues bien , ahí viene el original de turno y   pone un tornillo y   una tuerca en la puerta; vale lo dejo, ya v

Cumplí años, otro cumpleaños más. Cambio de etapa en mi vida, acaba una etapa bonita y vivaz y empieza otra diferente. Me avisan que va haber cambios en mi cuerpo, que las hormonas me van a jugar alguna que otra pasada. Veré la vida de otra manera y hasta mi forma de pensar va a cambiar. Me da algo de miedo, pero levanto la cabeza y afronto la vida , todo lo que me traiga, que seguro será mucho, lo intentaré afrontar con valentía . Lo pasado, esa bonita etapa que acabo de terminar la guardaré en mi corazón y miraré a las personas que están en ella con cariño y entendiendo que tampoco fue fácil. A partir de ahora miraré la vida desde otra perspectiva,   ya soy mayor, aunque seguiré haciendo locuras. Mis amigas de mi etapa anterior , quizá cambien o tal vez las mantenga para siempre ( que bonito sería). Buff ya lo empiezo a notar, me avisaron, pero yo no lo terminaba de creer… Las dichosas hormonas …ya… menudo sofoco acabo de tener… dichosa menopausia.

Llego agotada del trabajo, subo por la escalera, pienso dándole al botón del ascensor. Bah! otro día. Me acerco a la puerta sabiendo lo bien recibida que voy a ser. Abro y ahí está mi ser especial. Le miro a los ojos y veo las ganas que tenia de verme, todo el amor reflejado en sus pupilas. Su cabeza en mi cuello me certifica que yo y solo yo soy su verdadero amor. El me esperaba y juntos vamos a la cocina . Bueno él ya ha comido y se vuelve al salón, me espera con ansia en el sofá, a que yo acabe de alimentarme. Me dirijo al salón y allí le veo preparado. Me tumbo y él se pone entre mis piernas y por fin ya es el momento. El busca la mejor postura y yo me tapo con la suave manta y así mi gato y yo dormimos la siesta bien merecida.  

Mi camino diario, mi rutina, mis pensamientos del camino esos es lo que ven las pequeñas margaritas todos los días según paso a su lado. Yo andando por su lado pensando en mi quehacer, lo que me espera al llegar a ese trabajo que amo y me cansa a la vez. Ellas silenciosas me ven y alguna vez llaman mi atención, me hacen parar y observar su belleza, ver lo pequeñas que son y los grandes que me parecen. Esas pequeñas me paran y me piden sacarles una foto que me relajará en momentos de estrés. De verdad pienso en lo grandes que son estas pequeñas flores.