La siesta
Llego agotada del trabajo, subo por la escalera, pienso dándole al botón del ascensor. Bah! otro día. Me acerco a la puerta sabiendo lo bien recibida que voy a ser. Abro y ahí está mi ser especial. Le miro a los ojos y veo las ganas que tenia de verme, todo el amor reflejado en sus pupilas. Su cabeza en mi cuello me certifica que yo y solo yo soy su verdadero amor. El me esperaba y juntos vamos a la cocina . Bueno él ya ha comido y se vuelve al salón, me espera con ansia en el sofá, a que yo acabe de alimentarme. Me dirijo al salón y allí le veo preparado. Me tumbo y él se pone entre mis piernas y por fin ya es el momento. El busca la mejor postura y yo me tapo con la suave manta y así mi gato y yo dormimos la siesta bien merecida.
Muy bueno Ángela
ResponderEliminarMuchas gracias
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