Tengo una amiga a la que quiero mucho, sin embargo, el otro día me sorprendió. Me defraudó de alguna manera, aunque enseguida volvió a ser la que yo tengo por íntegra y con valores muy parecidos a los míos. De hecho, me dio una lección de humildad. —Hoy me he reído mucho con una compañera de trabajo— Me contaba Enedina con su típica sonrisa. —¿Sí? ¡Qué bueno! Eso es tener buen ambiente. — Le contesté yo, sabiendo que ahora me contaría alguno de los chascarrillos que tanto me hacen reír. —Esta compañera tuvo el otro día una cita con un hombre que conoció a través de una de esas aplicaciones para el móvil. Al fin quedaron para conocerse. No se habían mandado ni una foto. El caso es que ella, muy mona, le esperaba en una cafetería sentada en un taburete de esos que para sentarse se necesita una escalerilla. Cuando por fin se reconocen, Brianda, que así se llama la chica, se bajó del taburete. Comienza a subir la vista, ombligo, pecho, cuello, mentón y al fin los ojos. Ella toda descogotad...
Muy bonita idea Gracias
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