Fuego celestial

 Acaba de pasar la festividad de Santa Teresa, y es época de quema de rastrojos. Argimiro lo sabe bien. Cada año sube a las tierras que tiene arriba, muy cerca del monte. Tan cerca del monte que a veces le ha robado algún metro de tierra a este, para sembrar un poquito más y así poder cosechar algo que no sea para vender. Eso “robado" es para dar de comer a sus hijas. Este año sube solo, su vecino y amigo Atilano, está ocupado terminando de arreglar sus propias tierras. Lo ve agachado con la azada en las manos, lo saluda de lejos y sigue su camino. 

Comienza a dar fuego por la parte central y así va controlando la expansión del fuego. El campo está seco, este año la sequía se ha alargado más de la cuenta. Argimiro nota como una ligera brisa desvía el fuego hacia la tierra colindante donde Saturnino tiene unas viñas que le han hecho famoso entre algunas bodegas de la comarca. Con unas ramas secas va apagando el progreso del fuego, sin percatarse de la fuerza que va cogiendo a medida que avanza por la ladera del monte.  Cuando tiene controlado, lo que él veía como un desastre con su vecino y levanta la cabeza, la sangre se le para en las venas y el color blanco de su cara, refleja el futuro que vislumbra en un segundo. 

Corriendo se dirige hacia la parte del monte que está siendo consumida por las llamas, viendo que él solo no puede parar el desastre, intenta llamar a su amigo, pero este está demasiado lejos y ocupado, como para percatarse de la desgracia que está en marcha. 

Comienza a correr ladera abajo con todas sus fuerzas. En su cabeza, ya se ve entre rejas, por descuidado, por atentar contra el monte. ¿Qué será de su familia? Sigue corriendo y ni se percata de que su amigo Atilano, ya se ha dado cuenta del drama y ha comenzado a correr hacia el monte con el azadón en la mano. Las zancadas de Argimiro cada vez son más largas y en su pensamiento ya no está su familia. Ahora, todo su interior va gritando “¡Virgen de Fátima, ayúdame!, ¡Virgen de Fátima, ayúdame!" Cuando llega al pueblo, completamente empapado en sudor, no se lo piensa e irrumpe en la iglesia y sin mirar a nada, ni a nadie se dirige a la parte baja del campanario, donde se mece la soga de la cual se cuelga tocando las campanas a fuego. Tan agobiado y sofocado está, que no se percata de lo que fuera está sucediendo. Una nube negra, como el alma del maligno, se ha puesto justo encima del monte, y como si llorase la pena del bueno de Argimiro, ha descargado un torrente de agua. El que sí lo ha notado, y mucho, ha sido Atilano. Al llegar a las tierras de su camarada, intentó hacer una especie de cortafuegos con su azadón. De pronto, el cielo se oscureció tan de repente que hizo que elevara su vista a las nubes lloronas. Y así, sin saber cómo, el fuego se fue apagando en la misma medida que su ropa se iba empapando. 

Los vecinos acudieron raudos a la llamada a fuego, y al llegar al monte vieron que todo estaba mojado y el fuego apenas había quemado un par de árboles. Las habladurías que tuvo que aguantar Argimiro los siguientes días daban para todo. Desde que se asustó con la tormenta, hasta que los tragos de la bota de vino le habían nublado de tal forma, que no distinguía el fuego de la tormenta. 

Al hombre no le preocupaban los cuentos de la gente, lo que le enfadaba, más que preocupar, es que el cura no le hacía caso. Él estaba convencido de que la tormenta había sido un milagro de la virgen de Fátima. Se dirigió al cura para pedirle una misa de agradecimiento a dicha virgen, el cura le miró de los pies a la cabeza con gesto de desprecio, y le contesta que ya tiene pagada la misa por los difuntos de la familia Foronda, y que total todas las vírgenes son la misma. A lo que Argimiro le respondió que por supuesto que solo había una virgen, pero a él le había ayudado la de Fátima. El cura siguió su camino sin atender la petición de un don nadie, y él se volvió al oír el estornudo de Atilano, que desde ese día no dejaba de toser y estornudar por la mojadura que la Virgen le regaló. 



Comentarios

  1. Ayyyyyyy q angustia el fuego Después de este verano Gracias a la Virgen de Fátima Genial relato Cada día escribes mejor GRACIAS

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  2. Gracias Ángela por este relato que me ha llenado el alma los ojos de la hija de Argimiro están llenos de lágrimas que bonito .Argimiro desde el cielo te dará sus bendiciones .Te quieroo💞💞💞💞💞

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  3. Sabes este relato siempre estará en mi corazón y en mi historia que grande eres Ángela 💞💞💞💞

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  4. Hermoso relato...en todos sus aspectos 🌸

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