La pequeña lectora
La joven Zedarri ve un escaparate preñado de libros. Colores, dibujos y letras que llaman su atención. Abre la puerta y el viento la empuja al interior. La campanilla avisa al viejo librero de que un potencial cliente está cruzando el umbral. Su gran sonrisa se desvanece al percatarse de que la clienta es demasiado joven y viene sola. El hombre rememora su primera visita a “la casa del librero”, una librería del barrio donde vivió de niño. Este recuerdo hace que su actitud cambie. La niña se pasea por la tienda tocando los libros que le llaman la atención, abre alguno y se queda absorta mirando los dibujos. De pronto la puerta se abre bruscamente y una mujer acalorada, vestida con vaqueros y una camiseta negra con el nombre de un grupo de rock estampado en la pechera, se abalanza hacia la cría levantando en exceso la voz. Zedarri intenta explicar que le gustaría un libro nuevo; sin embargo, la que parece ser su madre le aclara que ya le compró uno hace unos meses. El librero escuc