Detrás de un sin techo
La noche está siendo bastante tranquila, apenas llegan pacientes al servicio. Estamos Nieves y yo tomando un café, cuando una compañera entra renegando. _ Ya está otra vez aquí. _ Esto lo dice resoplando. Las dos nos miramos y le preguntamos quién es el que había llegado. _ Pues quién va a ser, el que ha venido ya esta semana 3 veces. Esta vez viene totalmente sucio. _ María no sé de quién hablas. _ Sí, mujer, has tenido que coincidir más de una vez con él. Es un hombre que tiene problemas con la bebida y lo suelen traer medio inconsciente y todo sucio. Esta semana ya es la tercera vez. _ Bueno, tomate un café, que salgo a atender a ese paciente. _ Sí, atiende a Egidio. _ ¿Cómo has dicho que se llama el paciente? _ Egidio, no se me olvida el dichoso nombre. El trabajo que nos da cada vez que viene. Me quedo con la mano en la manilla de la puerta, pensando en cuanto tiempo sin oír ese nombre. ¿Será posible? No, no es posible, me digo mientras sacudo la cabeza como si así se pudiera b