Es un niño
Sus pequeños pies dan pasos cortos, su mano aprieta la mía, sus ojos expresan el miedo a lo desconocido. Llegando a la puerta me aprieta con más fuerza a la mano. Los gritos procedentes del interior le asustan. Se nota que intenta controlarse, pero al final no puede más y rompe en llanto. Al agacharme para despedirme, se me echa al cuello con tal desconsuelo que se me rompe el alma. Me lo arrancan del cuello con delicadeza y firmeza al mismo tiempo. Me alejo rota, aun cuando sé, que todo va a ir bien. Dentro de un rato estará tranquilo. Han pasado unas horas, voy a recogerlo. Lo veo de lejos enfrascado en el montaje de una torre de cubos. Su sonrisa me calienta por dentro. Cuando levanta la vista para buscar el siguiente cubo, me localiza. Se le nota emocionado. Esta vez las lágrimas son de alegría y alivio. Nunca volvió a llorar para ir al colegio. Siempre con su cautivadora sonrisa, rodeado de amigos. Han pasado unos años. Sus pies ahora pisan con fuerza, su ma...