Entradas

Mostrando entradas de diciembre, 2024

Es un niño

Imagen
 Sus pequeños pies dan pasos cortos, su mano aprieta la mía, sus ojos expresan el miedo a lo desconocido. Llegando a la puerta me aprieta con más fuerza a la mano. Los gritos procedentes del interior le asustan. Se nota que intenta controlarse, pero al final no puede más y rompe en llanto. Al agacharme para despedirme, se me echa al cuello con tal desconsuelo que se me rompe el alma. Me lo arrancan del cuello con delicadeza y firmeza al mismo tiempo. Me alejo rota, aun cuando sé, que todo va a ir bien. Dentro de un rato estará tranquilo.  Han pasado unas horas, voy a recogerlo. Lo veo de lejos enfrascado en el montaje de una torre de cubos. Su sonrisa me calienta por dentro. Cuando levanta la vista para buscar el siguiente cubo, me localiza. Se le nota emocionado. Esta vez las lágrimas son de alegría y alivio. Nunca volvió a llorar para ir al colegio. Siempre con su cautivadora sonrisa, rodeado de amigos.   Han pasado unos años. Sus pies ahora pisan con fuerza, su ma...

Portugalera

Imagen
 Acracia miraba por la ventana. Fuera hacía frío. Sus ojos se perdían en las montañas que se adivinaban tras la niebla. Su hija ha venido a pasar los días de Navidad con ella. La casa ha dejado de ser un lugar tranquilo, silencioso y solitario, para estar habitado por voces infantiles, risas, llantos y por supuesto alboroto, que altera a la anciana; pero que echa de menos cuando se van.    —Abuela, cuéntame otra vez la historia del café.—Insistía Antonina a una abuela pensativa.   Antonina es la nieta mayor, tiene 9 años y le encanta escuchar hablar a su abuela.   —Antonina, esa historia ya te la sabes. ¿Te cuento otra?—Le contesta Acracia a la pequeña.   —A mí me gusta la del café. Mañana me cuentas otra diferente—Insiste la niña.   —Está bien. Se me está ocurriendo una idea, como te gusta tanto esa historia, cuando vengáis en verano vamos a hacer la ruta “portugalera” todos juntos, ¿qué te parece?—Acaba claudicando, mientras ve la...

paquete sospechoso

Imagen
  Por fin, la comunidad de vecinos ha decidido poner en condiciones las llaves de paso del agua. La mayoría están en mal estado y algunas ni siquiera existen. Para abrir y cerrar el paso del agua hay que utilizar una llave inglesa.  El fontanero me ha pedido que le haga un informe con el número de manillas que hay que sustituir o instalar.  Subo al quinto piso, armada de cuaderno y bolígrafo. Allí abro la pequeña puerta que custodia las llaves de paso y los contadores de agua; la luz del descansillo se apaga. Voy hasta el interruptor, al pulsar se me cae el cuaderno. Resoplo pensando que hoy será uno de esos días. Tengo días en los que todo sale mal, es como una serie de encadenadas desgracias.  Alumbro bien el hueco donde habitan las llaves de paso. Anoto que una de ellas hay que sustituir y la otra solo revisar. Cierro la portezuela y bajo al cuarto piso. Allí todo parece en orden. Me fijo bien, ya que veo algo extraño detrás de uno de los contadores. Introduzco la...

A los quince años

Imagen
 Con 15 años ya tiene el corazón roto. La ilusión, la novedad, la inexperiencia; en definitiva, el primer amor.    Sonrisas regaladas, besos compartidos y promesas de amor eterno han sido el germen de su desdicha.   —Lo mío es tuyo, incluso mi voluntad. Y lo tuyo, ¿me pertenece? —Piensa su inexperto intelecto.   —¿Me dejas tu móvil? —Es lo que le pide tras un beso rápido—. Desbloquéalo, ¿acaso ocultas algo? ¿Quién es esta Rocío?   —¿Rocío? Mi compañera de clase. Me escribió para pedirme unos apuntes. —Explica sin dar más importancia.   —¿Sí? —Pulsa en la conversación— Bueno, parece que también habéis quedado.   —Sí, claro. Le llevaré los apuntes, nada más.   —Esta Iratxe, ¿quién es? —le dice a la vez que pulsa en el nombre—. Bueno, bueno, o sea que tienes una cita mañana.   —Sí, es mi amiga; además, es su cumpleaños, y he quedado con ella para celebrarlo.   —¿Mañana? ¿Y cuándo me lo ibas ...