El regalo de mamá
No albergaba mayor ilusión que poder hacer un regalo especial a su madre. La niña, no tenía manera de comprar un regalo que realmente su madre apreciase. Para la madre cualquier cosa era una pérdida de dinero, las joyas no alimentan, los perfumes no calientan y las flores están mejor en el campo. A ella nunca le faltaba de nada, el día de su cumpleaños tenía todas las cosas que una niña de su edad podría desear. Una tarde en la que estaba jugando con su muñeca preferida, su progenitora la llamó y le pidió que fuese a pedir algo de sal a la vecina de abajo. Se lamentaba de que siempre se le acababa la sal cuando todo estaba cerrado. No sabía cómo lo hacía, pero se olvidaba de comprar el aderezo. Tras ir a casa de la señora Justina y llevarse un vaso con sal y un par de caramelos, la cría comenzó a pensar de nuevo en el regalo para su madre. Ese sábado venían los abuelos a comer y siempre le daban la paga. Esta vez no metería nada en la hucha. Con ese dinero iría a la tienda y por fin l