Un café y una charla

Las dos amigas estaban tomando café como todos los sábados. Antes eran cuatro, les gustaba charlar y muchas veces quedaban en casa de Marga. Pasaban tardes enteras riendo, tomando café y aprendiendo a hacer ricas tartas, para las que Marga tenía un arte especial. Echo de menos a Marga y Lidia . Me dice Sonia como distraída. Esas tardes tan estupendas. Yo también le respondo. Acordándome de mis amigas y de su amarga historia. ¿Qué les habrá pasado? Ya no parecen las mismas. No se hablan y ni siquiera nos han contado nada. Antes eran uña y carne y ahora no puedes ni nombrar el nombre de una delante de la otra. Me dice mirándome muy seria. Yo me encojo de hombros. Y para mis adentros, pienso, si tú supieras. Pero es que Marga antes tan alegre, ahora está amargada, como si no aguantase a nadie. Y Lidia parece como si se hubiese muerto por dentro. Insiste en mi amiga. Yo recuerdo entonces, esa tarde que quedé con Marga. Me pidió que le llevara al cen...