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Mostrando entradas de julio, 2020

El Caballero

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El caballero cuya armadura abollada por mil batallas ve a lo lejos su morada, hace un alto en el camino para encontrarse con su fiel amigo el fraile   de hábito impoluto y cabeza tonsurada; cuyo corazón late por el guerrero que le visita tan de mañana. Un buen plato y un vaso de vino, le ofrece con amabilidad y movimientos inseguros. _ ¿Dónde vas tan temprano Julián? Le pregunta con esa confianza que hace tiempo ya les une. _ Hoy parto para el sur, no sé cuándo volveré. Si es que vuelvo.-le responde cabizbajo el guerrero, sabiendo que probablemente sea la última   vez que vea al fraile en esta vida. _ Si te trasladas al sur, quizá pueda pedir un nuevo destino. En el sur hay muchos monasterios que tienen falta de buenos cocineros y frailes que se encarguen de los enfermos. Le mira suplicante con su mirada. Pero el guerrero le mira fijamente a los ojos donde se refleja el mismo sentimiento que el fraile tiene prohibido, y le susurra. Mi padre me manda al sur, pero no a combatir

Abuela!!

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¿Qué haces Angela?_ Nada abuela aquí escribiendo un poco.   La abuela me mira con esa cara que pone de pilla cuando algo le hace gracias pero no quiere reconocerlo.¿ Ya estas otra vez escribiendo sobre nosotras? Sonrío para mis adentros y le digo ¿sobre nosotras? Escribo solo para unas amigas que les gusta leer. Arruga el morro retorciéndolo hacia la derecha y me dice , ya esas amigas y algún que otro amigo, que yo también entro de vez en cuando en ese club. Abuela por Dios! Suena como si fuese un club cualquiera. Es un club de lectura. Si, si un club de lectura donde al final quedáis para tomar un café y lo peor de todo es que nunca me llevas. Me dice burlándose de mí. Abuela, los primeros de mes tenemos que   escribir algo , lo que sea, me ha dicho la jefa del club. Y yo que soy poco imaginativa , pues le cuento algunas cositas sobre nosotras. La abuela se vuelve rauda hacia mí con los ojos abiertos como platos y suelta ¿poco imaginativa?   Bueno ya empezamos, abuela, poco imag

Viaje en barco desconocido

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Estoy en un bonito barco, no sé cómo he llegado a estar aquí, pero me da   igual. Es pequeño y su cubierta es blandita. Me paseo y me tambaleo un poco. De vez en cuando siento una brisa suave y refrescante en la cara. Oigo un ruido, muy cerca de mí, y me vuelvo rápidamente. No veo a nadie. Y me empiezo a preguntar, si realmente estaré sola. El barco se tambalea, y sigo notando esa brisa que rítmicamente me da en la cara. Me tumbo en la cubierta y noto como todo el barco se mueve. Miro alrededor , sólo veo mar. Comienzo a asustarme, estoy sola en medio del mar, en un barco desconocido, y sola. De repente la brisa fresca tan agradable , que sigue con su ritmo , no me parece tan agradable. El barco da un bandazo y caigo rodando por la cubierta y al llegar a la borda estoy a punto de caer. Un nuevo vaivén hace que de golpe me encuentre rodeada de agua.   Y de sopetón me despierto, sentada en un charco, al lado de mi cama donde mi novio está roncando y un ventilador reparte su aire fres

Jubilación de júbilo

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Ayer fue mi cumpleaños, nada especial si no fuera porque fue mi último día de trabajo. Pero no el último de la semana , ni el último antes de las vacaciones. El último como profesional. Ya no volverá a tener esos horarios, ni a hacer el recuento de horas para coger las vacaciones. Ya no protestaré por no encontrar uniforme, ni por el cambio de protocolos.   Ayer cuando llegué al trabajo , todo era igual, pero dentro de mí, era muy diferente. Todo lo veía como con un zoom. Pasé media mañana con las tareas de siempre y con una sonrisa bobalicona en la cara. A la hora del almuerzo,   de esa bolsa de papel ,que tanto me costó encontrar esa mañana, saqué un bizcocho , que yo sabía que era de los preferidos de mis compañeras. Que rico, me decían ¿cuántos cumples? Eres una jovencita. Bueno, nadie se acuerda que hoy es mi último día. Mejor así es menos dura la despedida. Me iré como cualquier día y no volveré, me decía para mí. La mañana estaba a punto de acabar, cuando sin que yo me per

Mi compañero de vida

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Lo primero que veo al despertar es su brillo, y es así que me deslumbra. Me acompaña en el desayuno y me recuerda que tengo amigos que me quieren y me saludan todos los días. Cuando me voy a trabajar por el camino le gusta contarme historias, a veces lo miro y veo que como no aceleremos el paso voy a llegar tarde a currar. En el trabajo estamos separados, y de vez en cuando me gustaría asomarme a visitarlo, pero me resisto. Ya de vuelta a casa me va contando lo sucedido esa mañana, no para, cuanta actividad ¡por Dios! Por la tarde vamos de compras y me paga algún capricho que me permito. Es muy bueno, la verdad. A media tarde me recuerda que mañana tengo la revisión del coche. No sé qué haría sin él, se me había olvidado por completo. Comienzo a pensar en cómo se va al taller, pero al momento me acuerdo que él sabe muy bien la dirección y que me guiara con mucha eficiencia, como siempre. Ya por la noche, estoy agotada y le miro y veo que a él también le falta batería, así que lo enchuf