El repartidor de pizza
De lejos, solo son una pareja de jóvenes enamorados, pero de cerca, son una jovencísima chica enamorada y un chico con un duelo en el corazón.
La abraza sabiendo que le va a romper por dentro, que mañana le odiará. Aunque no le queda más remedio que hacerlo.
Ella se aferra a su cuerpo como un náufrago a su salvavidas. Es su único consuelo en este país. Él es el amor de su vida. Una vida fácil, vista desde fuera, aunque la presión que siente de su padre le resulta asfixiante. Su padre es el hombre que más ama en este mundo, salvo ahora que ese amor también lo recibe Lisímaco. El tiempo que puede estar con su padre es lo que llaman tiempo de calidad, si bien, es muy escaso. Es un empresario con grandes responsabilidades. Últimamente, le apremia para que estudie y termine la carrera lo antes posible. Para ello la envió a estudiar a Barcelona, muy lejos de su Perú natal.
Al separarse, el joven sube a su moto y se aleja roto por dentro, ¿por qué a ella? El dolor que le va a infligir le duele como si fuera la primera vez que lo hiciera. Ella, una niña rica, ¿cómo se iba a fijar en él, un repartidor de pizza de barrio? Ella no sabe lo que hay detrás de esa tapadera. Alguien, al que no puede desobedecer, a riesgo de su propia vida, le ordena y él ejecuta sin rechistar las órdenes.
Cuando lo ve alejarse en su ciclomotor piensa que ha notado algo raro. No sabría decir el qué, pero no le ha llegado ese calor que siempre siente entre sus brazos.
En el aeropuerto, Mateo espera que su hombre de servicio recoja su equipaje, mientras considera la sorpresa que le va a dar a su hija. Además, aprovechará para cerrar un importante negocio que le está dando muchos quebraderos de cabeza. Quizá nunca tuvo que meterse en eso, pero lo he hecho, hecho está. Ahora lo fundamental es el día que pasará con su pequeña. Ya sabe que le fuerza demasiado; no obstante, quiere tenerla más pronto que tarde a su lado, al frente del imperio empresarial que ha creado con mucho esfuerzo y algún hecho no digno de ser aireado.
El ruido de un ciclomotor lo saca de sus cavilaciones. Un joven se detiene a su lado. Le mira directamente con sus ojos azules y tristes. En el fondo de ellos lee la expresión de “no tengo más remedio”. Saca una pistola del bolsillo, sin darle tiempo a agacharse, recibe una bala en el pecho y dos más en la cabeza. Le da el tiempo justo a escuchar cómo el repartidor de pizza huye acelerando el motor de su vehículo de dos ruedas.
Ayyyyyyy se me ha encogido el corazón Gracias 🫂
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