Cumpleaños
Mi cumpleaños es el 20 de enero. Es una fecha nada buena para nacer, ya que al estar tan cerca de Navidad los regalos se van unificando. Aprovecho para reivindicar el derecho de las personas nacidas alrededor de las fechas navideñas a tener dos regalos, uno por nuestro cumpleaños y otro por Navidad. Bueno, sigo con mi curiosa historia que me voy por los cerros de Úbeda. El caso es que un enero de hace unos pocos años (más o menos 40), mi madre preparó una celebración de cumpleaños especial. La fiesta iba a ser genial, vendrían mis amigos del barrio y los de la escuela. Las invitaciones fueron realizadas con mucha ilusión. Me pasé todas las vacaciones haciendo las tarjetitas y las repartí una semana antes de la fecha. Indiqué mi número de teléfono al que llamarían para quedar con mi madre.
El caso es que aquel día fue maravilloso, en el cole me cantaron el cumpleaños feliz e incluso hubo quien me regaló un precioso dibujo.
Estaba tan emocionada y nerviosa que apenas me percaté de que a la fiesta acudió solo una niña. Apenas la conocía, era nueva en el cole. Merendamos sin parar de reír, nos disfrazamos, mi madre puso música en el tocadiscos y bailamos hasta que no podíamos más. Alberda y yo pasamos la mejor tarde de nuestra vida. Las dos niñas nos fijamos en la cantidad de dulces que habían sobrado. Entre risas y bromas decidimos que los llevaría al colegio para disfrutarlos con mis compañeros en el recreo al día siguiente, y así lo hice.
Desde ese día nos hicimos inseparables. Unos días iba a casa de Alberda a jugar y otros venía ella a la mía. Así fue durante un par de años, hasta que ella se fue a vivir a otra ciudad. Al principio nos escribíamos cartas, pero luego perdimos el contacto.
Como he dicho antes, esto fue hace unos años. El recuerdo de aquel cumpleaños nunca se ha borrado de mi memoria. La actitud positiva de mi madre fue lo más importante, ella nos animó a jugar y a bailar, aunque solo estuviésemos nosotras.
Ahora viene lo curioso y emocionante de todo esto. Uno de mis hijos me enseñó un día un curioso anuncio en una red social; en la que yo no entro, ya que me parece complicada.
El anuncio en concreto decía así:
“Mi nombre es Alberda. Tu cumpleaños es el 20 de enero. Cuando éramos niñas fui a tu fiesta de cumpleaños. Me gustaría saber de ti.”
Mi hijo me lo enseñó diciendo que la gente estaba muy mal de la cabeza, ¿a quién se le ocurre que con este anuncio va a encontrar a la persona que busca?
Le quité el móvil de la mano con un movimiento más brusco de lo esperado, lo cual descolocó al chaval. Leí y releí el anuncio y no podía creerlo. La “Alberda” de ahí, seguro que es mi Alberda. Mirando a mi hijo fijamente, le dije que yo conocía a esa mujer.
Con el corazón contento le conté la historia del día de mi cumpleaños. Él muy excitado me propuso contestar al mensaje. La emoción se multiplicó por 1000 al comprobar que a los pocos minutos mi amiga había contestado al comentario de mi hijo.
Hoy es jueves y son cerca de las seis de la tarde. Tengo todo preparado. Quizá falten globos y golosinas, pero la fiesta está preparada con la misma ilusión. Esta vez habrá más gente. Estará mi familia y también vendrá la suya. Suena el timbre, me seco las manos del sudor que me producen los nervios. Con una respiración profunda y tomando el pomo de la puerta con decisión, abro. Mis ojos y los suyos se reconocen, las sonrisas se ensanchan y los corazones se unen en un sentido abrazo.
Cuando la presentación de las respectivas familias está hecha, en un aparte nos tomamos un tiempo para nosotras. Es tal el sentimiento por parte de ambas, que no nos cuesta nada ponernos al día, es como si el tiempo se hubiese congelado.
Esta vez la distancia no podrá con nuestra amistad.
Tras ese bonito reencuentro ha habido varios más, unas veces en mi ciudad y otras en la suya. La distancia no es problema. La casualidad, los astros, Dios o quien sea ha permitido que sean escasos 200 km lo que nos separan.
Y por lo visto nos va a unir algo más que una fiesta de cumpleaños, ya que mi hijo y su preciosa hija se gustan, y se gustan mucho.
Un día salió el tema de cómo nos hicimos amigas y las dos coincidimos en que lo que parecía un fracaso de fiesta resultó ser el mejor de los regalos, una verdadera amistad.
Comparto la circunstancia y casi la fecha ,el 19 de Enero está muy cerca de Navidad ,pero mi familia es todo lo que quiero.
ResponderEliminarMuy emotivo y dulce Cada día escribes mejor
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