Volver a casa de madrugada
Vuelvo a casa después de estar con mi amiga en el hospital, al final solo era una torcedura de tobillo.
Son las 3:00 h de la madrugada, algunas farolas están encendidas. A la altura del parque estiro la espalda con la ilusión de parecer más decidida. Casi sin pensarlo, de forma mecánica me cruzo el bolso pasándomelo por la cabeza. Al poco oigo pasos a mi espalda, intento mirar de reojo, pero no veo nada. Acelero un poco el paso. Los pasos que escucho detrás también aumentan el ritmo. Esta vez me vuelvo como para enfrentar a quien me esté siguiendo. Para mi sorpresa no hay nadie. Tomo aire y me digo a mí misma que mi imaginación me está jugando una mala pasada. Prosigo mi camino, y de nuevo el sonido de pisadas. ¿Será que el miedo me hace escuchar fantasmas? Vuelvo varias veces la cabeza y no veo a nadie. Mis pasos se aceleran y con el afán de comprobar quién me persigue, no veo que el viento juega con una solitaria bolsa, la cual aterriza en mi cara, provocando que los manotazos y los gritos que salen de mi garganta perturben el silencio y la paz de la madrugada. Cuando me doy cuenta de lo sucedido, miro en todas las direcciones, como si fuese a ver a alguien riéndose de mí. Con el corazón golpeando fuerte en mi pecho, reanudo mi camino.
Ahí siguen los dichosos pasos de quien quiera que me persiga. Ahora ya, pierdo la compostura y comienzo a correr. A pesar del sonido de mis propios pasos y de mi respiración agitada, sigo escuchando cerca de mí a mi perseguidor.
Veo el portal de mi casa, busco las llaves con premura, miro de nuevo a mi espalda y sigo sin ver a nadie, pero yo sé que ahí sigue, quien quiera que sea. Abro la puerta del portal con mis temblorosas manos y ni siquiera espero al ascensor. No es posible, aún sigo escuchando las pisadas detrás de mí. Con los nervios al intentar abrir con prisa la puerta de casa, las llaves se me resbalan de las manos y caen al suelo con el consiguiente escándalo. Al fin consigo entrar en casa, cierro y le doy dos vueltas a la llave. Me apoyo en la puerta e intento serenar mi respiración. Miro por la mirilla y al otro lado solo veo oscuridad, ya ni la luz de la escalera se ve. Me dirijo a mi habitación y cuál es mi sorpresa que los pasos que no son los míos siguen ahí detrás. Esta vez estoy segura de que nadie ha entrado conmigo en casa, lo que me asusta aún más. Me quito el bolso con la intención de aliviar mi carga, cuando oigo de nuevo ese sonido, aunque esta vez a mi lado.
Me paralizo y caigo de rodillas entre llantos y risas. Al levantarme sacudo el bolso. Muy despacio abro la cremallera y extraigo un pequeño neceser donde guardo unos cuántos útiles de maquillaje. Lo sacudo despacio y ahí delante de mis ojos está el espantoso ruido que yo confundí con pisadas de un perseguidor.
Ja ja ja que susto Cuantas veces hemos vivido esto Asustandonos sin más Muy bien reflejado el miedo Gracias
ResponderEliminarComo la vida misma
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