Corazón vendido

 En el rincón oscuro y frío se encoge un cuerpo magullado. La piel marcada por innumerables heridas, ya no recuerda que es el dolor. El dolor verdadero sabe de verdad cuál es, aquel que le infligieron cuando su corazón aún era capaz de amar. El amor inocente de la que acaba de florecer. De la mano de aquel que siempre la protegió y escoltada por el que compartió sus juegos llega a una puerta grande y pesada. Esa entrada al infierno, es custodiada por un hombre con un solo ojo. Aquella mano le toma del brazo haciéndole saber lo dura que su vida se va a volver. Las lágrimas empañan los ojos de la joven que solo pide un minuto. Se acerca al hermano cuyo rostro mojado tan bien conoce, posando sus labios en la pequeña mancha con forma de paloma que luce en la sien derecha, se despide con el amor asesinado.

Sus ojos hinchados ya no tienen lágrimas. Aquella primera vez que se atrevió a negarse a destapar su torso, fue la que marcó el inicio del que sería el resto de su vida. 

Alarga su temblorosa mano para tomar ese tubo transparente que siempre ha sido el fuelle de su aliento. La aguja ya sabe el camino a su vena, el líquido conoce el recorrido para darle la fuerza de vida. Ese dedo tembloroso, que aprieta el émbolo, deja de bailar cuando el contenido llega al torrente sanguíneo. Esta vez hay una sensación diferente. El despojo escucha a lo lejos ruidos desconocidos. No se mueve, la gasolina de hoy no tenía suficientes octanos. Sus nublados ojos ven sombras moverse con rapidez. Ruidos y voces entre las que distingue la palabra “policía”, dicha con prisa y gritando. Su cuerpo tiembla sin control y nota unos brazos fuertes que la elevan del suelo. Y de nuevo palabras sin sentido, “Ambulancia”… “Adulterada”… Un gran espasmo recorre el magullado espectro. La paz que la recorre en ese momento le hace ponerse en pie. La falta de dolor hace que mire a su espalda viendo así una escena nunca pensada. Su cuerpo desmadejado en brazos de un hombre con una placa en el pecho y un casco que se quita con la mano libre, dejando a la vista una cara inundada de lágrimas y una mancha en la sien en forma de paloma.



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