Deporte musical

 Ya está otra vez ahí. Siempre que vengo al pueblo le veo pasar, con su chándal azul y con sus cascos en las orejas, qué tan de moda se han puesto. Su cadencia al correr es hipnótica.

Dejo de mirar por la ventana para centrarme en elegir la ropa que hoy llevaré a la verbena. Voy con mi prima y sus amigos. Aún no conozco a muchos de los jóvenes del pueblo. Suelo venir más en invierno, más concretamente para la fiesta de Todos los Santos. Ese día acompaño al cementerio a mi madre. Bueno, en realidad la acompaño al pueblo y a la puerta del cementerio. Seré rara, pero no me gustan los campos Santos, me da “yu-yu” entrar. Durante el año también venimos algún fin de semana. Este año mi madre ha decidido pasar unos días del verano aquí, y mi prima me ha invitado a salir con ella y sus amigos.

La muy descarada me ha dicho que lo mismo ligo en el baile, y me vengo a vivir al pueblo.

Salgo de casa despidiéndome de mi madre, que no para de darme consejos. Que si cuidado con los chicos del pueblo, que son muy brutos. Que si no me fíe de las bebidas, por si me echan algo y me drogan. Que si no vuelva muy tarde a casa, pero que lo haga acompañada. En fin, que salgo de casa con la cabeza caliente.

Al ver a mi prima me doy cuenta de que quizá me he preparado demasiado. Está con sus amigas. Me presenta a un par de chicas majísimas y tres chicos, de los cuales uno de ellos reconozco como el corredor vespertino. Jorge, me ha dicho que se llama. Al llegar a la plaza, tras el paso obligado por el bar para "calentar" un poco el cuerpo, la música ya ha comenzado. Todos nos animamos de inmediato. Sin querer, me fijo en Jorge, parece que el ritmo le acompaña con cualquier estilo. Me voy a vaciar la vejiga y al volver todo ha cambiado. La música es más tranquila. Es de esa de bailar “agarraos”.

Jorge me ve llegar y sin mediar palabra me toma del brazo y la cintura. Sin saber cómo, me va llevando al son de la música. Es la primera vez que bailo con alguien agarrado. No sé ni los pasos, ni tengo ritmo, pero este chico sabe llevarme estupendamente. Sin pretenderlo nos hemos pasado la noche bailando y hablando. Es un gran conversador y sabe escuchar. Creo que nos veremos más veces, hemos descubierto que tenemos gustos parecidos.

Al final del verano nos intercambiamos un par de libros. A mí me gusta Delibes, y él tiene como libro de cabecera Los Miserables. En unas semanas volveré y comentaremos que nos ha parecido. Nunca me ha costado tanto irme del pueblo como aquel 30 de agosto.

Volví para la fiesta de Todos los Santos. Al caer la tarde me asomé a la ventana puntual. Me extrañó no ver a mi corredor favorito. Tal vez ya no salga a correr a diario. Quizá le viera al día siguiente, en ese rato en el que mi madre visita el cementerio. Esa noche repasé mis notas sobre Los Miserables, supongo que tendremos tema de conversación para rato.

_ Que no, mamá, te he dicho mil veces que solo te acompaño a la puerta. Sí, ya veo que este año estás coja, pero no sabes lo que supone para mí entrar ahí.

Al final mi madre se salió con la suya y cogida de mi brazo caminó hasta la tumba de mi padre y de mis abuelos. Al llegar, la mirada de mi padre desde la fotografía que había bajo su nombre, me estremeció. Eso hizo que volviera la cara hacia la lápida contigua. Allí había otro rostro que me sonreía; en aquella fotografía, no llevaba el chándal puesto. Mis piernas temblaron como si el suelo no fuese firme. Bajé la mirada y vi su nombre y una fecha que hizo que la sangre abandonase mi rostro. 31 de agosto del año en curso.

Mi madre se dio cuenta de lo que miraba.

_ Qué pena, hija. Ese es Jorge, el nieto de la Paquita. Al pobre chaval lo atropellaron mientras corría. Iba por la orilla de la carretera con esos chismes que ahora os ponéis en las orejas para oír música; él no oyó al coche que venía, fue a cruzar… Y la muerte fue instantánea. ¡Válgame Dios! Hija vámonos, que ya veo lo mal que te sienta la visita al camposanto. Pareces un espíritu salido de la misma tierra.




Comentarios

  1. Jolinnnnn q pena Y q razón con los auriculares nos perdemos muchas cosas y sonidos de la vida Que relato más importante para recordarnoslos Muy bien redactado Gracias

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