El secuestro

 Vivo en una casa grande, con jardín y piscina. Lo que más me gusta es jugar y correr por el gran jardín. Mi familia es maravillosa, me quiere y está muy pendiente de mí y de mis necesidades. Yo sé que no todos tienen esta suerte. Hoy tumbado en el jardín he estado recordando. 

Recuerdo que siendo muy pequeño vivía en otra casa, era fría, pero el calor de mi mamá y mis hermanos lo suplía con creces. Un día encerraron a mi mamá en un cuarto y entraron unos señores al lugar donde habíamos quedado mis hermanos y yo. Escuchábamos a mamá gritar y llorar, pero nadie le hacía caso. Esas personas nos tocaban y nos alzaban en brazos, algunos dulcemente y otros con brusquedad.  Hubo una señora con cara muy dulce que al tomarme en sus brazos me acercó a su pecho susurrándome palabras que sonaban bonito. Olía rico y su voz me tranquilizó un poco. Mi mamá ya no chillaba, la oía llorar bajito, pero nada más. Aquella señora ya no me soltó, me alejó de mis hermanos y me metió en una bolsa blandita. La señora y yo nos subimos a un coche que se puso en marcha. Al principio me asusté mucho y comencé a llorar. Aquella señora me tomó en brazos y allí me dormí. 

Por la noche estaba en una cama blandita, aunque estaba solo, echaba de menos a mis hermanos y a mi mamá. Tenía hambre, añoraba la leche rica y dulce del pecho de mi madre. Me han dado un biberón y les he escuchado decir que mañana comprarán más comida para bebés. Mi tripa está llena y tengo sueño; sin embargo, lloro pensando en mi familia. 

Esa señora me secuestró, y aunque me cuida y me da todo lo que necesito, algunas veces rememoro mis primeros días con ella. Fue duro para mí. Ahora soy feliz y creo que es lo mejor que me pudo pasar. No he vuelto a saber de mi madre. De mis hermanos tampoco tengo noticias, solo espero que a ellos también los hayan adoptado personas tan buenas como las mías, y que no estén vagando por las calles, pasando hambre y frío. 

He contado mi historia, aunque no me he presentado. Me llamo Ronco, soy un Podenco Andaluz, no puro, ya que mi mamá era una callejerita. Soy el perro de la familia Fresneda. 





Comentarios

  1. Genial maravillosa sonrisa q me ha sacado este estupendo relato Gracias Angela lo necesitaba

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