Otro punto de vista
Es noviembre y mis huesos lo notan. Hoy toca mostrar a estas niñas como fue la invasión de la península por aquellos moros. Según intento mantener su atención oigo unos golpes en la puerta que hacen que vuelva la cabeza hacia la procedencia delos mismos. Con el movimiento mi toca se balancea cual melena. Veo entrar a la hermana Crispina con la cara descompuesta. Esta mujer me desorienta, tan pronto está contenta como una niña con zapatos nuevos, como se la ve triste y angustiada por cualquier nadería. Se acerca a mí y muy bajito me da la noticia, y sin esperar a mi reacción sale del aula. Mis piernas comienzan a temblar hasta el punto de tambalearme, mi mano se aferra a la silla que tengo cerca y me siento. Necesito centrarme, asimilar el impacto de la noticia. Poniendo los codos encima de la mesa y tapándome la cara para recuperar las fuerzas, voy pensando lo que esto va a implicar en mi vida, en la de la congregación y en la de las criaturas que ahora cuchichean sin saber lo que se les viene encima.
Esta noticia, aunque esperada, no deja de impactarme. Tanto he hecho en su nombre en mi vida. De tanto me tengo que arrepentir. Sí, arrepentir. No siempre he hecho lo correcto, eso es verdad, aunque, en mi defensa, diré que no tenía muchas opciones. Mi vida y mi futuro dependían de aquellas acciones. ¿Cuántas vidas están en mi conciencia? ¿Cuántos pequeños detalles han supuesto un gran cambio en las vidas de quienes llegaron a mí huyendo de la miseria, o con desesperación? ¿Qué pasará ahora? ¿Alguien me pedirá cuentas? Quizá vuelva el anticlericalismo del 31 y tengamos que huir u ocultarnos como entonces. Bueno, Zelandia, céntrate y manda a estas niñas a sus casas para que le guarden el debido duelo al generalísimo.
Levanto la cabeza y miro a esas niñas tan inocentes y les digo dos frases que serán un antes y un después para ellas.
_ Franco ha muerto. Id todas a vuestras casas.
Sí, es verdad, esta historia ya la has leído antes en mis relatos. Aunque desde la postura de una de esas inocentes niñas que poco recordarían de ese día. ¿No te preguntaste como recibió la noticia Sor Zelandia?
Si no has leído el relato de "un antes y un después" te invito a hacerlo para ver cómo se vive el mismo hecho desde otro punto de vista.
Comentarios
Publicar un comentario