Bella y bestia
La partida estaba a punto de finalizar, y menos mal, ya que Edelmira, la chica más popular del instituto, no podía más del aburrimiento. Había ido solo por acompañar al que hace una semana es su novio.
Edelmira es una joven alta, con una melena morena y unos ojos canela, cuyo cuerpo anhelan los chicos de su instituto. A ella la belleza no le importa, siempre ha proclamado que la guapura no es importante. La inteligencia, y la personalidad es a lo que ella le da mayor importancia. De esto último también está sobrada. Suele escuchar sin interrumpir y cuando responde lo hace con suavidad y siempre intentando no herir al otro.
Cuando sale de la sala con su novio, Liborio la mira con cara de asco. Esa chica le tiene robado el corazón y ella sale con su mejor amigo. No entiende muy bien cómo es posible. Su amigo es un genio en los estudios, pero por lo demás no le ve la gracia por ningún lado.
Fernando le mira y le guiña el ojo. Él sabe que su amigo Liborio está loco por Edelmira. Nunca creyó que una chica así se interesase por él. Siempre era Liborio quien se quedaba con las chicas y él con los libros. La verdad que la chica no le interesa; sin embargo, quiere que todo el mundo vea que es capaz de salir con esa belleza.
El día que Edelmira le habló a su madre de Fernando, esta no daba crédito.
_ Edel, ¿estás segura de que ese es el hombre que quieres ver cada día cuando te despiertes?
_ Ya sé que no es guapo, ni atractivo, pero es muy inteligente.
_ Sí, hija, él sí. Tú, no sé.
Edelmira se volvió despechada, y se fue a su habitación. Iba hablando consigo misma. Diciéndose que no entendía como su madre era tan superficial. No todo es un cuerpo bello. Ella era consciente que el rostro de su novio no era lo más bonito que había visto. Sus ojos azules, casi trasparentes, coronados por una única ceja que los coronaba; le daban un aire intelectual dejado. Esa verruga al lado de la nariz chata en su cara plagada de acné, no le favorecía. Con él podía hablar de los temas de historia que le venían a la cabeza. Aunque tenía que reconocer que siempre hacían lo que a él le gustaba.
Al salir de la sala donde los amigos jugaban a las cartas, Fernando se vuelve hacia Edelmira y se queda mirándole fijamente a los ojos.
_ Quiero ser sincero contigo. Nunca me has gustado, pero me divertía pensar que una chica como tú quisiera salir conmigo. Le soltó sin preámbulos
_ ¿Una chica como yo? ¿Eso qué significa? Le contesta bastante desconcertada, ya que el enfado y la rabia le invadirán más tarde.
_ Una chica tan dulce como tú, nunca creí que se fijase en un mangarrán como yo. Mi atractivo e inteligencia está reservado para una persona muy especial. Aunque supongo que esa persona jamás será mía. Esto último lo dijo con lástima.
_ O sea, que has estado conmigo solo para lucirme y para demostrar a tus amigos lo atractivo que eres. Le dijo esta vez, sí, ya con rabia.
_ No te enfades. Ya nos veremos por aquí. Y diciendo esto se dio la vuelta y se marchó.
Edelmira, con el orgullo más que herido, y el dolor de una joven enamorada; agachó la cabeza y se dirigía a su casa cuando Liborio la interceptó.
_ Perdona Edelmira, he escuchado lo que ese patán te ha dicho.
_ ¿Me espías? Le pregunta con la mirada furibunda.
_ No, nada más pasaba cerca y escuché sin querer. Me gustaría aclararte que la persona que ansía Fernando nunca le amará, esa persona está enamorada de ti.
_ Solamente me faltaba que una mujer se enamorase de mí. Le miró por primera vez a la cara.
_ No, De ti está enamorado un hombre.
Años más tarde el matrimonio recordaría esa conversación y lo que le costó entender a Edelmira la doble declaración de Liborio. Su amigo Fernando estaba enamorado de él, y él de Edelmira.
Buenisimooo como siempree a por el proximooo👏👏👏😘👏👏👏👏👏
ResponderEliminarMe encanta
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