Papá está en el hospital
Marta acaba de recoger a Irene, la niña ha pasado un par de días con los abuelos. Cuando Salvio sufrió un infarto que lo llevó a la Uci del hospital, Marta estaba sobrepasada de dolor. A los abuelos les vino bien quedarse con la niña, es su alegría.
Al entrar en casa, la niña corre a su habitación, aunque con sus abuelos se lo pasa muy bien, echaba de menos sus juguetes. Ya le han explicado que su papá está en el hospital. Hoy le bañará su mamá, cosa que solo hace los fines de semana, debido a su horario laboral.
_ Irene, prepárate para bañarte. Le dice su madre desde la cocina.
_ ¿Preparo todo como con papá?
_ Sí, cariño. Ahora voy.
Cuando Marta entra en el baño, no entiende lo que su hija tiene preparado. Encima del inodoro hay un par de toallas, que es lo único que le encaja. En el suelo, bien colocadas encima de una pequeña toalla, Marta ve la cámara de fotos, que suelen llevar en las vacaciones y varias prendas de ropa interior suyas.
_ ¿Para qué es todo esto? Le pregunta a la niña, extrañada, pero con una sensación rara en el cuerpo.
_ Para el baño, mamá. Para que hagas como papá.
A Marta el estómago se le acaba de volver de corcho. Y Mira a su hija que se está quitando toda la ropa y le señala la cámara.
_ Irene, ¿Qué hace papá con todo esto? No entiendo bien.
_ Mamá, no sabes nada. Yo me quito la ropa y tú sacas fotos, luego me pongo tu ropa y sacas más fotos. Las fotos son el juego de papá. Me pongo así o así, le dice poniendo su cabeza pegada a las rodillas con las piernas estiradas y luego cambiando la postura a sentada con las piernas abiertas.
_ Cariño, ¿juegas a esto todos los días con papá? Le pregunta intentando que no le tiemble la voz.
_ No, todos los días no, algunos no hacemos fotos, pero nos bañamos juntos. Eso no me gusta. Le cuenta la pequeña, algo avergonzada. Un día me dijo, que era un secreto de los dos, sin embargo, como está enfermo, los secretos con papá, si él no está te los puedo contar ¿verdad?
_ Sí, claro que me puedes contar todos tus secretos. A mamá siempre le puedes contar todo. Hoy te bañarás como lo haces los domingos. Vamos a jugar con el pato y el delfín. Le responde, con mucha dificultad en el habla y temblándole todo el cuerpo.
Después de cenar, cuando Irene ya está en la cama. Marta enciende el ordenador, necesita pruebas. No sabe que encontrará, aunque lo intuye. Lleva más de una hora llorando, desde que su hija se ha dormido. Ha buscado en varias capetas tituladas "fotos", ha rebuscado en todo el disco duro, sin embargo, no ha encontrado nada. Apaga el portátil. Cuando lo va a meter en el cajón donde habitualmente lo guardan, ve un pequeño paquete de tabaco; Salvio no fuma. Al abrir la cajetilla contempla varios “PEN drive”. Su llanto se intensifica, pero no le impide encender de nuevo el ordenador y, con algo más de dificultad por el temblor de sus manos, conectar un “PEN drive”. No lo puede creer, hay fotos de su hija desnuda en decenas de posturas. Sus genitales fotografiados desde todos los ángulos posibles. En algunas de esas instantáneas está con la ropa interior de encaje que a ella le regaló por su aniversario. Esta le cuelga por el muslo y ella la sujeta con sus manitas. Ya no puede más. Se derrumba y pierde el conocimiento. Tras recuperar el sentido, enchufa otro lápiz de memoria, al ordenador y para su sorpresa, hay más niños desnudos. Ya no es su casa. Son otras casas y otras niñas, hay también algún niño.
Guarda todo bien y mete el supuesto paquete de tabaco y el ordenador en una bolsa. Es muy temprano, aun y todo envuelve a su hija en una manta y tras llamar a sus padres, les lleva a la pequeña con la excusa de que le han llamado del hospital.
Al dejar a Irene, coge el coche y se presenta en la comisaría de policía, donde cuenta su descubrimiento. Su móvil suena, es del hospital. No tiene ninguna gana de saber nada de Salvio. Cuando insisten, por fin descuelga.
_ Irene, le llamamos de la Uci, su marido ha mejorado sustancialmente y será trasladado a planta a lo largo de la mañana. Aún no sabemos la habitación, pero en admisión le podrán facilitar el número cuando quiera visitarlo. Le dice una voz neutra desde el otro lado.
Un "bien" seco es lo único que oirá la persona que se encuentra al otro lado.
La siguiente visita que Salvio recibe en la habitación es de la policía, que tras comunicarse con el centro sanitario, le custodiará hasta su alta hospitalaria.
Marta no lo volverá a ver, ni hablar con él hasta el día del juicio.
Angelita kariñooo!!! Este relato me ha puesto la piel de "txitxipollo", duro( como la vida misma) y magistral.
ResponderEliminarUn besazo.
Me alegro que te haya hecho sentir. Gracias
EliminarJoooo q duro pero q real Me ha revuelto las entrañas. Excelentemente escrito hasta el sorprendente final
ResponderEliminarmuchas gracias . Y si por cierto está tan de actualidad que da miedo.
EliminarMuy fuerte! Piel de gallina.
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