Mi amiga y sus bichos
Hoy me ha llamado mi amiga Alicia. La he encontrado bastante alterada, y me ha preocupado un poco. Seguro que tiene algún animalito desvalido acogido en su casa y no sabe qué hacer. Ella es muy dada a eso. Me acuerdo, cuando hace unos meses me llamó así de alterada. Me contó su periplo con un animalito.
_ Lidia, no sabes lo que me ha pasado. Fue lo primero que me dijo cuándo descolgué el teléfono.
_ No, no lo sé. Cuéntame Alicia. Le respondí sabiendo que me venía encima una de sus aventuras.
_ Hace un rato paseando por la calle, me he encontrado con un grupo de niños que rodeaban algo que se movía en el suelo. Era una cosita pequeña y oscura. Al principio creí que era un ratón, ¡con el asco que me dan a mí! Me acerqué más y uno de los chavales me dijo que habían encontrado un ratón un poco raro. ¿Raro? Pregunté yo. Sí, es un ratón que parece que tiene alas o algo raro en sus patitas.
_ Mujer, ¿no me estarás diciendo que se encontraron con un murciélago? Le interrumpí a mi amiga.
_ Mismamente. Una cría de murciélago. Ellos, que son unos brutos querían darle un pisotón diciendo que era un ratón, pero al explicarles qué animal era y que además está protegido, lo entendieron y además me ayudaron. Les mandé a por un periódico y una caja de cartón. No tardaron ni cinco minutos en volver con un periódico viejo y una caja de zapatos vacía. Y con poca maña, pero muchas ganas, lo cogimos usando una hoja del diario. Y tras meterlo en la caja, me lo traje a casa.
_ ¿Me estás diciendo que tienes una cría de murciélago en casa? Le grité a Alicia por teléfono.
_ Sí, y no sé qué hacer con él. Me da mucho asco, hace ruiditos raros y no sé dónde llevarlo. ¿Tú sabes que se hace? Venga que tú lo sabes todo. ¡Ayúdame!
Sonrío recordando ese día, que por suerte para el pobre animalillo acabó bien. Llamé a mi amiga Laura, que es veterinaria y después de decirle que se lo llevásemos llamó a un centro de recuperación de fauna salvaje y nos solucionó el problema.
Ahora voy a casa de Alicia a ver qué le pasa. Al llegar me abre la puerta, y me fijo que tiene su mano derecha cerrada como si guardase algo en su interior. Eso ya me mosquea un poco.
_ ¿Qué te pasa? ¿Qué guardas con tanto cuidado en esa mano? Le pregunto mirando su cara, que no sé si es de contenta o de miedo.
_ Lidia, tú sabes que a mí los animales me tienen ganado el corazón. Aquí tengo uno que no sé muy bien que es, sin embargo, a la vez me da un poco de asquito.
_ ¿No tendrás otro murciélago? Le increpo, ya sospechando que la cosa no va por ahí.
_ No, mujer a esos ya los reconozco. Este en cambio no sé muy bien que es. Estaba en mi pantalón cuando he llegado del monte.
En ese momento abre la mano y muestra un insecto parecido a una cucaracha pero más pequeño. Es de color café con leche con unas líneas más blanquecinas, le cuento ocho patitas y calculo que medirá cinco milímetros. En ese momento me entra un escalofrío por la espalda. Agarro su mano con fuerza le doy la vuelta y el bichillo cae al suelo e inmediatamente lo piso, sin piedad. Vemos como una amplia mancha de un rojo intenso mancha la baldosa del suelo.
Mi amiga me mira con cara de espanto e incredulidad.
_ Alicia ¿tú sabes que tenías en la mano? Le pregunto sin salir de mi asombro.
_ Un bichito que acabas de espachurrar en el suelo, y que al parecer tenía mucha sangre.
_ Sí, claro que tenía sangre. Ese hermoso bicho era una garrapata. Le grito algo exasperada.
Tras limpiar el suelo, nos sentamos a tomar un café y me cuenta que esa mañana ha salido a dar un paseo por el monte y se encontró con un pastor de ovejas. Este le dio conversación y estuvieron sentados junto a un par de perros pastores que eran un encanto. Y ella solita sacó la conclusión que su nueva "amiga" se agarró a su pantalón allí mismo.
Muyyy buenooo preciosoo a por el próximo y del libro que espero respuesta
ResponderEliminar💞💞💞💞👍👍😘😘😘
ResponderEliminarAyyyyyy muy bueno el relato Q bien escribes Me ha gustado mucho Sigo esperando tus relatos con mucha ilusión
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