Las nuevas tecnologías

 De verdad que no entiendo a los jóvenes de hoy en día. Están todo el día pegados al móvil. Da igual donde estén, en el autobús, la sala de espera del médico, en la estación del tren, da igual siempre mirando una pantalla sin pensar. 

Eso es lo que siempre decía hasta que subí al autobús e hice ese comentario, y mi sabia mujer me abrió los ojos. 

_ ¡Mira Alcidio! Ellos no son tan diferente a nosotros hace unos años, o incluso en estos momentos. Tú solo ves que van mirando sus teléfonos móviles o que van con los cascos puestos, pero ¿sabes realmente que van mirando?

_ ¿Qué se parecen a nosotros? Yo cuando era joven si me subía a un autobús, estaba atento por si alguna persona mayor necesitaba sentarse. 

_ Tú cuando eras joven, no ibas nunca en autobús. Y no vengas con milongas, que si alguien quiere cederte el asiento, te niegas en redondo diciendo que estás bien de pie. Tu orgullo no te deja sentarte. 

_ Bueno eso es otra cosa. Pero la mayoría de las veces ni se enteran de nada, tan enfrascados con los juegos de sus chismes. 

_ Mira, ¿ves a ese joven que va mirando por la ventanilla con los cascos puestos? Va escuchando un podcast de historia para la clase que tiene dentro de un rato. Se lo he oído comentar, antes de subir, con el chico que estaba esperando al otro autobús. 

_ ¡Vale! Para uno que hace algo útil. Ya me dirás aquella chavala que no ha levantado la cabeza, desde que se ha sentado, si está estudiando. 

_ ¿Cuál la de la coleta con un pañuelo rosa? Esa va leyendo un libro de Julia navarro, me fijé cuando se sentó. Y ¿ves el hombre que va delante de nosotros? Va intentando tranquilizar a su hija, que tiene un examen y está de los nervios. Mira ese otro está mirando los resultados de los análisis de su madre. Aquella mujer, la de la primera fila, le está traspasando dinero a su hijo para que llegue a fin de mes. La rubia con camisa verde, está haciendo una reserva en un restaurante para el sábado, que es su aniversario. 

Alcidio mira a su mujer con los ojos como platos. Pensando si es adivina o solo una cotilla de tomo y lomo. 

_ Florelva, ¿Cómo sabes todo eso?

_ Quitando lo del hombre que está delante de nosotros, que lo sé porque al subir estaba hablando por teléfono y sin querer le he oído; todo lo demás me lo he inventado. Aunque, podría ser ¿verdad?

Ella lo mira con una sonrisa y entrecierra los ojos. Saca del bolso el libro que actualmente está leyendo y al abrirlo se vuelve hacia su marido.

_ Y cuando no estaban estas nuevas tecnologías la gente también iba en babia. El que no iba leyendo el periódico, que por cierto molestaba bastante, ya que creían que su asiento y el de al lado eran suyos, como decía; el que no iba con la prensa, iba con un libro y el que no, mirando por la ventana pensando en las musarañas. También estaban los que iban contando los chismes del barrio a tal volumen que se parecían bastante a los programas esos que tanto te gustan a ti, y encima no te dejaban leer tranquila. Así que la gente siempre ha ido haciendo cosas en el transporte público o cuando espera en algún sitio. 

Alcidio baja la cabeza y mete la mano en el bolsillo, saca su móvil, y abre la famosa aplicación de mensajería. Busca el nombre de su hija y le escribe. "Llegaremos en unos minutos, aún estamos en el bus” al final pone una carita sonriente a la que le sale un corazón de la boca, para enviarle un beso. 



Comentarios

  1. Muy acertado y atinado con los tiempos Me gustan mucho tus relatos y me sacan una sonrisa Que bonitos son los lunes Gracias Angela

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  2. Muy muyyy buenoo y muy real nos encanta que lleguen los lunes para leerlosss un abrazoo desde el sol👏👏👏💞💞💞💞💞💞

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