"El Adonis" del cole
Me he levantado sin ganas, mi madre sigue insistiendo en que tengo que ir a clase, ¿cómo le explico que no quiero? Que ir al colegio me resulta una tortura. Nadie lo ve. El hecho de que el curso esté a pocas semanas de acabar, no apacigua mi interior. Al principio no era así. Siempre me ha gustado ir al colegio, y sacaba buenas notas. A principios de curso todo cambió; el día que jugando en el patio, ese niño me ayudó a levantarme tras una caída jugando al pilla-pilla. Me pareció muy amable, me tomó de la mano y tiró fuerte, pero con suavidad hasta que los dos estuvimos cara a cara. Esa mirada se me clavó más adentro de lo que yo quería reconocer. Él solo sonrió y siguió jugando con sus amigos. Esa tarde en el autobús que cogíamos todos los días para volver a casa se sentó a mi lado. Su sonrisa era amplia y su semblante seguro. Pasamos el viaje charlando alegremente de compañeros que los dos conocíamos. Fue fácil conectar con él. Tenía y sigue teniendo un carisma para entablar relaciones. Desde ese día nos hicimos inseparables, pero inseparables literalmente hablando.
Hoy me voy a poner un pantalón vaquero y una camiseta azul, es la ropa que menos le gusta a Aitor, aunque hoy no me importa lo que diga. Se ponga como se ponga será la última vez que me diga lo que tengo que ponerme. Si mi madre sigue insistiendo en que tengo que coger el dichoso autobús escolar, yo ya no soportaré más y acabaré con la presencia en mi vida, de ese pequeño ser que tan dulce les parece a todos.
Ya en el autobús veo como arruga el ceño, su mirada me dice todo lo que sus labios se callan. Nunca me dice nada delante de nadie, pero ya sé que en cuanto me acerque me dirá lo que mi ropa le parece. Al llegar al colegio no me suelta la mano, me la aprieta con tanta fuerza que mis dedos se tornan blancos.
Por fin nos separamos para acudir a distintas actividades. Mi profesora de matemáticas me mira y parece leerme por dentro. Procuro no mirarla a la cara si no, no seré capaz de resolver mi problema. Levanto la mano y pido permiso para ir al baño. Es casi la hora del cambio de clase, es mi momento. Salgo con mi mochila con la excusa de "higiene femenina". Según me acerco al baño recuerdo la primera vez que me sentí agobiada. Me acompañó a casa desde la parada del autobús y quiso darme un beso, yo me aparté, pero me agarró con fuerza y me dijo una frase que me repetiría muchas veces. Delante de todos no éramos novios, pero en privado sí lo seríamos. Es decir que "somos novios, pero no somos novios". Suena el timbre para el cambio de clase, aprovecho para subir al baño del segundo piso. Una vez dentro, cierro la puerta y abro mi mochila, saco la cuerda de escalada que ayer le cogí a mi padre y hago el nudo que he practicado durante semanas. Uno de los extremos lo ato a la tubería calculando la largura que me hará falta, y meto por mi cabeza el otro extremo. Me subo al inodoro para acceder a la ventana. Me cuesta un poco, pero consigo subir y sentarme en la repisa. Miro hacia abajo y veo algunos niños corriendo en círculos por el patio. Cierro los ojos y pienso en mis padres. Recuerdo el día que Aitor me dio un beso y yo corrí a casa, y al fijarme en la ventana vi como estaban allí mirando los dos. Al llegar no me dijeron nada.
Vuelvo de mis recuerdos y me doy un pequeño impulso, por fin me liberaré. Según voy cayendo pido perdón a mis padres por el dolor que les voy a provocar. Y justo cuando la soga se tensa es cuando por fin me siento liberada, con paz en mi interior.
Hace una semana que Idoia me ha arruinado la vida, la muy zorra. No se conformó con colgarse y exhibirse delante de todos. Encima dejó aquella carta de despedida. Una carta en la que me ponía como "el malo". Ella que ni valor para enfrentar la vida tuvo. Justo cuando me estaba dando cuenta de lo poco que era para mí. Ahora todos me miran culpándome. ¡Si la que se colgó fue ella! Yo solo la trataba como una reina. Ni gusto para vestir tenía, si no le decía que ponerse, iba hecha un adefesio.
Me llaman los del juzgado. Quieren hacerme un examen psicológico. Se cuelga ella y el loco soy yo. ¡Hay que joderse!
Que duro Ángela no tengo palabras😔😔😔😘
ResponderEliminarCreo que la realidad es aún más dura.
EliminarEstupendo hoy Maravilloso Desde el principio del relato hasta el final Muy bien hilvanado Hace sentir y vibrar x dentro Emoción es lo q me hace sentir Y el tema muy importante y real A pesar de su precocidad Espero el próximo relato con avidez
ResponderEliminarMuchas gracias
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