Enemigos
¿Cómo he llegado a esta situación? Estoy en la cocina de una casa casi desconocida, descalzo, medio desnudo y con frío. Mi chica, la que conocí hace unos meses ya, esa con la que tan unido me siento, está en estos momentos en la cama, dormida tranquilamente. Esta es su casa, la compartimos con un ser pequeño que le tiene totalmente obnubilada la razón y el corazón. Pero ese pequeño a mí me odia. Hace que mi vida junto a ella, cuando él está, sea una pesadilla. Yo, de verdad, lo he intentado todo para acercarme a él, para ser su amigo, pero no hay manera. Haga lo que haga se siente atacado, y así lo manifiesta siempre que tiene ocasión. Seré un monstruo, pero he deseado hasta su muerte. Y eso me hace sentirme un miserable.
Por su culpa estoy encerrado en esta cocina, muerto de frío. Me he levantado a beber un vaso de agua, y sigilosamente me ha seguido, cuando le he visto casi no me ha dado tiempo a cerrar la puerta antes de que se me echase encima. Como siempre he respirado hondo, y con mi afán de reconciliación, le he ofrecido un poco de leche abriendo un poco la puerta. Pero con un manotazo la ha tirado al suelo y ha dado su grito especial de guerra.
Oigo pasos, será ella, que este bruto la ha despertado. Oigo su voz decir _Pero ¿qué está pasando aquí? ¿Qué hace toda esta leche tirada en el suelo? ¿Tú ya estás otra vez? Venga a la habitación.
Al momento se abre la puerta de la cocina y mi chica me mira a los ojos y con la cara que solo ella sabe poner me dice- ¿Qué ha pasado?.
Yo desvalido y bastante avergonzado, le cuento que me levanté a por un vaso de agua y que ese pequeño demonio me siguió. Y luego ya no podía salir de cocina porque se le oía muy enfadado.
Ahora levanto mi cara y miro la suya que está luchando entre ponerse seria y consolarme o romper a reír a carcajadas. Opta por una ligera sonrisa y acercándose a mí me susurra al oído _Vamos a la cama ya está encerrado en la habitación, y cogiéndome de la mano me guía hacia su habitación y como si leyera sus pensamientos me vuelvo y le digo _ Sí, puedes reírte a gusto, me ha tenido encerrado en la cocina, en calzoncillos, descalzo y muerto de frío, en mitad de la noche. Ese gato me odia.
Eso no hacen los lindos gatitos Muy bueno Estupendo relato de tu animal favorito Como siempre me ha gustado pura poesia y dulzura
ResponderEliminarMuy bueno. Disfruto con tus relatos.
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